ERNESTO CASERO: «Creo que entendernos como algo separado de la naturaleza es una fuente de gran parte de nuestros problemas».

A la TIERRA la llamamos MADRE. ¿Por qué olvidamos tantas veces ese vínculo? Esta idea de la Tierra como madre está presente en una gran mayoría de las culturas humanas, y es fantástico y tremendamente intuitivo y útil pensar en la tierra como aquello que nos nutre y nos cuida, pero también puede resultar un concepto problemático, en el sentido de que la Tierra, o la Biosfera, entendida como un sistema altamente complejo de ecosistemas que se autorregulan dinámicamente, no tiene por qué ser identificada con una entidad que cuida de nosotros, dado que el 99’9% de las especies que han habitado el planeta se han extinguido. Para mí uno de los problemas es seguir pensando que el motivo de cambiar nuestra actitud es “salvar el planeta”, cuidarla para que nos siga cuidando, como una mamá que se ha hecho mayor, como si la vida en el planeta no hubiera existido durante miles de millones de años sin nosotros y no pudiera seguir existiendo sin nuestro consentimiento. Creo que, además del daño irreparable a los ecosistemas y el proceso de extinción de especies y culturas humanas que estamos provocando, en realidad lo que está en juego es nuestra propia supervivencia como especie: si no cambiamos nuestra manera de relacionarnos con los demás seres vivos y con nosotros mismos, la Biosfera, la Tierra o como queramos llamar o metaforizar aquello que escapa a nuestro entendimiento, nos barrerá y desapareceremos en un espacio de tiempo más o menos corto, geológicamente hablando. Entiendo y comparto que es necesaria una ética de los cuidados, a nivel personal y humano y con el resto de especies, pero también se me cuela una especie de tufillo de paternalismo o maternalismo, como lo queramos entender, hacia fuerzas frente a las que somos realmente insignificantes, por más capacidad de daño que estemos demostrando y por más que esa capacidad de destrucción nos haga sentir con un poder que no poseemos.

Respecto a la ecología como estudio del lugar en que se vive, me gusta porque es una metáfora útil en el sentido en que la relación con la casa refleja muchas veces el carácter de quien la habita, y los humanos de la cultura tardocapitalista quedamos bastante bien reflejados, y no sale una foto demasiado bonita, viendo el estado en el que estamos dejando el planeta. Pero al mismo tiempo, la casa es una entidad más bien pasiva, un contenedor que modificamos a nuestro gusto, y no se corresponde demasiado bien con la idea de compartir un espacio, un tiempo y una serie de relaciones de reciprocidad con el resto de seres vivos. Creo que es algo mucho más dinámico que habitar una casa y que en el fondo lo que tenemos que quitarnos de encima es esta especie de complejo de superioridad con el que miramos a nuestro alrededor por el hecho de ser humanos, que viene desde muy lejos en la cultura occidental.

¿En qué MUNDO vivimos? No tengo ni idea, la verdad, ni siquiera tengo muy claro en cuál vivo yo, y si me apuras, quién o qué es este o esto que habla y escribe.

Una de las acepciones de NATURALEZA es «Cualidad de los seres humanos no modificada por la educación». ROUSSEAU decía que «el hombre es bueno por NATURALEZA y es la SOCIEDAD la que lo corrompe.» ¿Estás de acuerdo? Creo que entendernos como algo separado de la naturaleza es una fuente de gran parte de nuestros problemas. De hecho, la propia idea de naturaleza me resulta complicada, como si nosotros los humanos fuéramos otra cosa separada de los demás organismos vivos o de los fenómenos atmosféricos, o no estuviéramos regidos por la misma química, física y biología que todo lo demás. Creo que en la cultura occidental, empezando por los griegos, continuando con la Ilustración y rematando con las revoluciones industriales, nos hemos venido un poco bastante arriba con lo del predominio de la razón, que parece que dota al ser humano de una capacidad de dominación sin precedentes, y que nos hace sentirnos como algo aparte. Afortunadamente, desde hace ya bastantes décadas, desde la biología, la ecología, la sociología o la antropología están apareciendo posturas que cuestionan el reduccionismo mecanicista y el antropocentrismo que ha impregnado esa visión de la realidad que heredamos de la Ilustración. Y Rousseau era hijo de las ideas de su época, como yo soy de las de la mía, y ahora las cosas se ven de otra manera, más cercana en muchos sentidos a cómo las han visto otro tipo de culturas no occidentales. Hablar de sociedad como algo únicamente propio de los humanos parece algo absurdo, como si las hormigas, las ballenas, las bacterias o los murciélagos no se relacionaran con miembros de su propia especie de formas increíblemente complejas. O como si los ecosistemas no fueran otra cosa que sociedades integradas por miembros de una amplia variedad de especies. Como si la simbiosis no fuera otra cosa que especies diferentes asociándose, es decir, viviendo en sociedad. Gran parte de las plantas que habitan el planeta no podrían vivir sin los hongos que viven en sus raíces, y nosotros mismos moriríamos sin las bacterias que habitan en nuestro tracto intestinal. Así que no puedo pensar como Rousseau porque no creo que los humanos seamos tan diferentes a todos los demás. Creo que es importante poner un poco de atención a no dar por sentadas ciertas cosas y a la manera en la que usamos el lenguaje, porque nos puede dar muchas pistas sobre las contradicciones en las que caemos continuamente por prejuicios marcados por nuestra educación y nuestra cultura. No hay que olvidar que el lenguaje, en muchas ocasiones, está cargado de ideología, aunque no nos demos cuenta.

¿Qué papel tiene el diseño en la protección de la NATURALEZA? Para ser sinceros, no tengo ni idea de diseño, pero entiendo que el diseño está dentro de un sistema de producción que cada vez tiene más presente el agotamiento de los recursos, aunque no parece que haga demasiado para remediarlo. Claro que cada vez se recurre más al reciclaje de materiales, como ciertos plásticos, pero no creo que únicamente esto sea suficiente, sino que es necesario que cambiemos todos un poco nuestro modo de vida. Lo que creo que sería importante sería volver a hacer las cosas para que duren más, pero eso parece que entra en contradicción con la utopía liberal del crecimiento económico ilimitado. No parece que estemos en un punto en el que se vayan a diseñar móviles u ordenadores que duren quince años, pero es cierto que hace tres generaciones las neveras y las televisiones duraban varias décadas, y las botellas de cristal eran reutilizables, por poner ejemplos de un modo de producción y consumo que ha cambiado, y que se podría revertir. Y ojo, en esto también jugamos un papel los consumidores, que muchas veces sustituimos las cosas antes de que dejen de funcionar, simplemente porque ya no parecen tan nuevas, o por motivos que son puramente psicológicos, que atienden a carencias que deberíamos llenar no con objetos sino de formas que fueran satisfactorias a un nivel más profundo.

¿No ha estado el diseño, demasiadas veces, del lado de los que corrompen? ¿Crees que el diseño provoca consumismo? No creo que el diseño tenga una ideología determinada, creo que el diseño es lo que queramos hacer de él. Si miramos la historia, tenemos ejemplos de diseño como el de William Morris y el movimiento Arts and Crafts o el de la Bauhaus de Walter Gropius, que enmarcaban el diseño dentro de una ideología que promovía unas ideas que no tenían nada que ver con el consumismo, sino más bien trataban de adaptar el diseño a unas determinadas necesidades sociales y personales que contribuyeran al bienestar de la gente. El tema es que actualmente vivimos dentro de un sistema socioeconómico que antepone el beneficio económico al bienestar de la sociedad, y al de las personas en particular, y en esto el diseño, como el arte contemporáneo, que es donde me muevo yo, acaba enmarcándose dentro de una lógica general que es la de la ideología cultural dominante. Pero en todo sistema hay grietas por donde podemos colarnos, y al igual que hay muchos diseñadores aportando soluciones sostenibles, creativas y éticamente responsables, hay artistas que escapan a la lógica especulativa, que es la que marca las directrices y jerarquías del sistema del arte. A mí lo de considerar la cultura como algo elitista o de posición social siempre me ha parecido un error contra el que hay que luchar. En mi caso, por ejemplo, nunca he tenido dinero, pero he tirado de bibliotecas públicas, hay museos con un día de entrada gratuita y las galerías de arte están abiertas a todos lo públicos, y la entrada es libre, y con Internet tenemos acceso a toda la información que queramos. Considerar la cultura o el conocimiento como una cuestión de clase es una ilusión porque en realidad cuesta más la tele de pago para ver el fútbol o el bono para ir al campo de tu equipo que ir al museo o a la biblioteca, pero de alguna manera interiorizamos estos valores de clase porque nos los inculcan constantemente. El arte es algo más que la noticia del telediario de los millones por los que han comprado un cuadro de un artista famoso y el diseño es algo más que el último smartphone o el crossover que sale en el anuncio de turno. Diseñar, para mí, no es otra cosa que utilizar la creatividad y el conocimiento de una forma que resulte útil y práctica para la gente, a un nivel personal y social, estético y funcional, creando objetos y soluciones que se adapten a nuestras necesidades reales y que nos ayuden a vivir de una forma mejor, entendiendo que lo lúdico, lo ético, lo funcional, lo responsable y lo estético pueden ir perfectamente de la mano.

Frente al negacionismo del CAMBIO CLIMÁTICO y el escepticismo a las propuestas de cambios en sus hábitos o simplemente no reaccionan. El rock decía » vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver» y el punk «no futuro» ¿Qué le dirías a todas esta personas? Bueno, creo que el rock es muy amplio, mucho más amplio que el cliché de la industria de Holywood haciéndole decir a James Dean esa chorrada del bonito cadáver, yo me quedo más con la imagen del rock de por ejemplo Mr Bungle, la verdad. Y la referencia a los Pistols, bueno, hay un docu mítico del año 80 que es The Great Rock and Roll Swindle, que muestra básicamente a la banda como una creación de Malcolm McLaren en colaboración con Vivienne Westwood, o sea que tampoco me valen demasiado como referencia del punk. El problema es cuando los estilos musicales son reabsorbidos por la industria para lanzar un tipo de mensaje acorde con la ideología correcta. Mira cómo cambió el hip hop desde sus inicios con gente como Public Enemy, A Tribe Called Quest o KRS ONE, hablando de comunidad, racismo y lucha política al hip hop de la MTV que vino después hablando de cochazos, pibones y cadenas de oro. O sea, lo que le diría a todas esas personas es: chavales, espabilad, un poco de sentido crítico, hay que leer un poco más, hay que mirar alrededor, hay que pensar un poquito, no te vas a convertir en un rancio, más bien vas a dejar de serlo.

¿Cómo imaginas el FUTURO? El futuro no existe, es una ilusión de la mente, es nuestro pobre cerebro humano que está todo el rato haciendo este tipo de chistes malos porque se aburre.

¿Cuáles son las principales dificultades para poner en marcha la rueda de la ECONOMÍA CIRCULAR? y que ventajas y oportunidades pueden suponer para las empresas. Creo sinceramente que ninguna solución que no pase por cambiar nuestro modo de vida, a nivel personal y social, será sostenible a medio plazo. Para mí, ninguna solución económica o tecnológica que no pase por una mayor consciencia personal de qué es lo que realmente necesitamos, qué es lo que estamos sacrificando a cambio de qué y a quién estamos perjudicando por nuestras acciones, y en esto incluyo a humanos y no humanos, tendrá ningún tipo de resultado reseñable. Creo que confiamos demasiado en el poder de las tecnologías, y la economía, sea circular o no, es una tecnología más, para que nos aporten una solución mágica con la que podamos seguir llevando un estilo de vida parecido al que llevamos sin cambiar demasiado las cosas. El tránsito de las energías fósiles a las renovables, cuando se analiza con atención, tampoco cambiará mucho las cosas si no estamos dispuestos a disminuir el nivel de consumo energético y de recursos en el que estamos inmersos los habitantes de las llamadas sociedades avanzadas. Claro que una economía basada en un mayor nivel de reutilización de recursos será mejor que una basada en la utopía de los recursos infinitos, y aquí obviamente los grandes conglomerados empresariales ya se han sumado al carro de la transición energética, la reutilización de recursos y demás, pero pienso que ninguna solución que no pase por un nivel más profundo de consciencia personal, social y política, ya venga desde el diseño, desde la economía o desde la tecnología, cambiará la carrera hacia el abismo hacia la que nos precipitamos.

¿Cual es el papel del diseño y el del diseñador en esta economía circular?. Supongo que diseñar de una forma que integre el reciclaje de materiales y que incorpore soluciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, tratando de reducir al máximo la huella ecológica de aquello que se vaya a producir.

¿Que actitudes sostenibles has incorporado en tu tareas y/o con tus clientes? La verdad es que en mi práctica artística los materiales que utilizo no son reciclados ni están pensados para serlo, sino para durar. Mi práctica más habitual es el dibujo, para la que empleo papel montado sobre aluminio, y lápiz-carbón. Lo único que puedo decir en mi favor a este respecto es que produzco poco, empleo bastante tiempo en cada dibujo, así que mi ritmo de producción es bastante lento. Últimamente he estado utilizando también musgo preservado, que compro a una empresa francesa que lo cultiva y lo distribuye. Así que más que en mi práctica artística, donde trato de no producir demasiada huella ecológica es en mi día a día, con pequeñas soluciones cotidianas que están más enfocadas a consumir menos y de forma más consciente. No tengo coche, tengo una Orbea del año 74 que compré en una tienda de segunda mano, porque además Valencia es ideal para desplazarte en bici, tengo un móvil viejuno de cuando antes de que existieran los smartphones, tiro bastante de los maravillosos mercadillos de Valencia para comprar ropa de segunda mano, compro más en tiendas de barrio que en grandes superficies, nunca he comprado por Amazon, la verdura la compro de temporada, sólo muy de vez en cuando compro carne o pescado… este tipo de soluciones que aisladamente no parecen tener demasiado peso pero que en conjunto marcan la diferencia. Para mí no se trata de hacer un cambio radical en tu vida sino de incorporar pequeñas soluciones cotidianas orientadas a consumir menos, tratar de reutilizar lo que ya existe y no consumir por compulsión sino siendo consciente de lo que necesitas.

¿La esperanza siempre es de color VERDE? Bueno, verdes eran los marcianos de Mars Attacks! y es el color de cierto partido político cuyos integrantes se comportan de manera parecida. Así que siempre siempre, pues igual no.

¿Lograremos algún día vivir en EQUILIBRIO con la NATURALEZA? Lo que hay que pensar es que la naturaleza no es algo que esté ahí fuera, somos nosotros también, los que vivimos en esta cultura que se llama occidental. Así que la pregunta para mí sería más bien si alguna vez empezaremos a comportarnos como seres equilibrados y no como un atajo de niñatos egocéntricos y caprichosos que cogen, agotan o rompen todo lo que se pone a su alcance por pura ansiedad, quizás tan sólo porque no tienen ese poquito de amor y de conocimiento que les pondría en su sitio.