¿Tiene cada ciudad una idiosincrasia distintiva? ¿Cuál es el tamaño ideal de una ciudad? ¿Cómo se consigue dinamizar a los barrios? ¿Son el campo y la ciudad modelos opuestos o complementarios? ¿Qué es una ciudad-espectáculo? ¿Qué acciones podrían implementarse para que Valencia mejore?

En este capítulo, nuestros invitados hablan de los problemas habituales de las ciudades modernas y plantean escenarios que nos acercan a ciudades más cómodas, funcionales y equitativas.

Con:

Tito Llopis. Arquitecto e historiador de Arquitectura.
Ibán Ramón. Diseñador gráfico.
Lucas Oliete, “LUCE”. Artista visual.

Empezamos definiendo qué es una ciudad. Para Ibán Ramón, una ciudad es el lugar que da respuestas asistenciales a sus habitantes. Para Tito Llopis, es el lugar común para la convivencia y el desarrollo personal y colectivo de su gente. Un lugar que induce a conocer otras culturas y donde -idealmente- gente diversa se expresa libremente.

Según Ibán, la idiosincrasia o carácter de cada ciudad se deriva de su situación geográfica, de su relación con el entorno, de su desarrollo cultural, su arquitectura, de la diversidad de sus habitantes. Tito reconoce que las ciudades mediterráneas tienen una extensa historia, con una suma de culturas que han ido asentándose, y que esa historia ha permeado el carácter. Luce afirma que la esencia de una ciudad está en su gente, y apuesta por los espacios periféricos que dan pie a que sea la propia gente la que decida la manera de usarlos.

Descentralizar la ciudad -opina Ibán– puede mejorar la vida de sus habitantes, permitiéndoles desarrollar su actividad diaria en su propia zona o en alguna próxima,  facilitando además la convivencia y el sentido de pertenencia. Una manera de sostener a las grandes ciudades -añade- es crear actividad en los barrios para hacerlos autosuficientes, sin olvidar fomentar el tránsito de unos barrios a otros.

Tito considera que los barrios son los elementos claves de una ciudad. Y, como la ciudad no debería extenderse de manera ilimitada, recomienda trabajar los barrios como pequeños núcleos interrelacionados. Ahí está el futuro, y no en arrasar lo poco o mucho que queda de huerta. Mientras que Luce es partidario de que cada barrio tenga sus propias necesidades y su propia identidad.

Los problemas habitacionales de las grandes ciudades -según Ibán– pueden afrontarse desde la perspectiva del diseño. Es decir, experimentando y probando métodos alternativos. Porque eso hace precisamente el proceso de diseño: poner en duda el modo en que se hacen las cosas y ensayar modos alternativos. Para Luce, con diseño se pueden generar sistemas inclusivos para hacer partícipes a quienes viven lejos del núcleo urbano o de los espacios más vivos de la ciudad. A través del diseño, se puede fomentar el aprecio y la empatía por el propio entorno, por las calles…

Tito opina que los lugares inhóspitos de una ciudad, donde la gente se ha instalado de forma temporal, deberían desaparecer y ser reemplazados por espacios dignos provistos por el Estado. Es inadmisible que sigan existiendo los barrios de chabolas. Un Estado democrático -afirma- tiene que invertir en urbanismo y arquitectura.

Hablando sobre pintura murales, Luce reconoce que no es partidario de las pinturas de gran formato que funcionan más como un reclamo turístico. Sobre todo cuando están realizadas por artistas que no habitan dichos lugares. Para Tito, la intervención de artistas en solares o lugares medio abandonados tiene un impacto positivo. Ibán piensa que un gesto que podría parecer sólo estético, como el uso del color, es capaz de crear cambios de comportamiento, y genera nuevos usos del espacio donde se aplica, invitando a la gente a pasear, a jugar.

Para Ibán, no existe un modelo de ciudad perfecta… lo interesante es que haya distintos modelos de ciudades, con entornos y modos de vivir diferentes. Tito señala que las ciudades nuevas tienen que estar diseñadas para el sitio donde se van a levantar. Ni el trazado ni la arquitectura se pueden transferir indistintamente de un sitio a otro, como si se tratara de un modelo utópico.

A Luce le parece que en las ciudades modernas hay cada vez menos vínculos sociales, y echa en falta la red humana más amplia que había en el pasado.