¿En qué mundo vivimos? ¿Cuál es la responsabilidad del Diseño en la preservación del medio ambiente? ¿Corrompe la sociedad al hombre? ¿Qué podemos aprender de la naturaleza? En este capítulo analizamos el estado actual del planeta como ecosistema vivo y los cambios estructurales que deberían asumir los diseñadores en favor de una economía circular y sostenible.

Con:

María Navarro. Gerente ADCV.
Alex Penadés. Jeanologia.
Ernesto Casero. Artista visual.
Mireia Juan. Makea tu vida.
Andrea Cañada. Depto. Exportación Viccarbe.

Para Mireia Juan, el papel del Diseño en el cuidado del medio ambiente es fundamental: “Vivimos en un punto de inflexión -casi sin retorno- inmersas en una crisis económica, social y medioambiental sin precedentes, causada por la explotación de recursos humanos, la producción incontrolada de bienes de consumo y el desigual reparto de la riqueza. La práctica del diseño no es ajena a esta situación: la mayor parte de productos forman parte de este modelo desmesurado que no tiene en cuenta los impactos sociales y medioambientales que suponen”.

Ernesto Casero nos recuerda que las especies naturales tienden a extinguirse y que el ser humano es ingenuamente optimista al ver al planeta Tierra como una madre que nos cuida. La Tierra -advierte- puede ser protectora como Gaia pero también destructora como la diosa Kali. Ernesto no concibe a las sociedades como inventos exclusivos del humano ni como entes separados del planeta que habitan. Nuestra relación con el planeta es la de reciprocidad. En la misma línea, Mireia Juan reconoce que formamos parte de un ecosistema mucho más amplio que nuestro entorno urbano inmediato.

Aludiendo a los retos que los diseñadores deben afrontar, María Navarro nos habla de un cambio de sistema que conlleva nuevos parámetros en la educación, una redefinición del sistema productivo, nuevas formas de relación entre empresas y usuarios, entre la política pública y la ciudadanía, nuevos modelos de vivir el ocio… En una economía sostenible y circular -añade- no se trata solo de reciclar, sino de apostar por un futuro participativo donde las personas dejemos de ser simples receptores y tengamos un papel activo para proponer alternativas. El diseño, según Navarro, no debería solo solucionar los problemas presentes. El diseño preventivo propone nuevos escenarios que irremediablemente tendrán que ser sostenibles.

Alex Penadés señala que a nuestro mundo lo estamos diseñando continuamente, y que siempre será beneficioso cualquier proceso que implique no expoliar nuestro entorno sino reutilizar aquello que ya hemos usado. Además de la selección de materiales y la aplicación de recursos de manera eficiente, Penadés recomienda fomentar los círculos de intercambio de bienes en vez de apilarlos; valores que él mismo está inculcando a sus hijos.

Andrea Cañada opina que vivimos en un mundo más consciente, menos egoísta y con más ganas de cambiar. Pero admite que hay muchísima más “infoxicación” y brainwashing. Cañada considera que la sostenibilidad y la protección a la naturaleza son intrínsecos al diseño y forman parte de la cultura de Viccarbe. Es nuestro deber -dice- apostar por un futuro sano para los objetos, la naturaleza y las personas.

Como ejemplo de una vertiente interesante del diseño, María Navarro menciona la “biomímesis”, que busca encontrar soluciones a problemas humanos emulando modelos que hay en seres vivos como plantas y animales. En palabras de la bióloga Janine Benyus: “estamos rodeados de genios en la naturaleza y solo hace falta estar atentos a los consejos de diseño que nos dan”.

Mireia Juan refiere lo nocivo que es el sistema actual, ocupado solo en el beneficio económico basado en el crecimiento y desarrollo exponencial, sin tener en cuenta el consumo de recursos naturales, los límites planetarios ni (en ocasiones) los derechos sociales. Por eso -dice- no se trata solo de las ventajas que supone una economía circular, sino de la urgencia de cambiar el modelo de crecimiento infinito por un marco de trabajo que tenga como límites la sostenibilidad medioambiental y la justicia social. La sostenibilidad -reconoce Mireia- forma parte del ADN de Makea y de su manera de trabajar desde el codiseño, la colaboración, la reutilización de materiales, el compartir conocimiento y permitir la replicabilidad.